Buenos días, amados e incondicionales seguidores de estas reflexiones caninas, gracias por vuestra fidelidad y apoyo incondicional, y es que no todos los seres estamos tan golpeados como la dama de la imagen.
Metáfora de los tiempos oscuros que corren para la especie que domina, no con mucho acierto nuestro Planeta Azul, aquel que tanto amó don Félix Rodriguez de Lafuente, el hombre que en los ya algo lejanos años 70 del pasado siglo, despertó la conciencia naturalista en la generación de mis amos.
Los humanos, es decir mujeres y hombres, han perdido, en muchos casos, el control y la racionalidad en sus actitudes y se entregan a felaciones contra natura, quizás como consecuencia de una posmodernidad vacía, que en los nuevos becerros busca algo que desde luego no da la felicidad.
No quiero que me traten de perrita machista por colocar la foto de una señora pegándole un mamazo a uno de los iconos actuales, el coche, símbolo del estatus, paradigma del triunfo. Los machos humanos son todavía más gilis y como si de orangutanes en celo se tratase, se empeñan en magnificar su presunta potencia genética mediante la adoración a los abalorios mecánicos, adornos tecnológicos que sirven para ocultar su verdadero valor como personas: la inteligencia y sobre la capacidad para hacer de los sentimientos una autentica muestra de su verdadera y real condición de sapiens.
En el trabajo donde para ellos el valor supremo es estar bien colocados, políticamente, ante los gurus que dirigen las grandes firmas, y en ello se aplican con paroxismo meticuloso, así que las felaciones son practicadas a diario para contentar a esos gerentes, consejeros delegados, con tal de satisfacerlos, no por el mérito si no más bien por el mamoneo absurdo: son los pelotas, los parásitos de las organizaciones económicos los que por desgracia muchas veces triunfan. Son los modernos aztecas, los que esclavizan con el "hazte cargo" a los Incas, que son los que la hincan en el curro, los que les hacen su trabajo, mientras que esta élite de vagos se lleva los bonus, que es lo que al final interesa. Los primeros son estrategas, es decir pensantes, los segundos son los actores secundarios que dan vigor a la película, pero nunca son siquiera nominados al Oscar. Pero todos, los jetas y los curritos admiran, adoran, al valor del dinero, como aquellos díscolos hebreos que mientras Moisés se encontraba, allá en la montaña viendo el fuego de la cara de Dios, se pusieron a adorar a un becerro de oro. Poco parece haber cambiado, pero lo cierto es que ahora la tela es la que manda, la que oprime en el día a los humanos, único y obsesivo valor de triunfo. Los más hábiles de ellos, los perfectos cortesanos, las hetairas de los despachos, de las felaciones hacen su valor.
Para mí es moralmente más aceptable vender el cuerpo en un puticlub y pegar mamadas a diestro y siniestro para ganarse la vida sobre las emisiones seminales de los gilipollas que en el sexo no son capaces de ver más que una pulsión placentera efímera, que lo que hacen los descerebrados en los despachos, vendiendo su mente y su capacidad intelectual para que los parásitos se sientan confortablemente amparados por estos neoesclavos. El mismo raciocinio es válido para todos los mortales que adoran la tecnología en si misma, no como elemento de progreso universal, más bien como posesión diferenciadora sobre los desgraciados que no la poseen.
A todos estos le pido solamente una cosa: RECUPERAR VUESTRA HUMANIDAD, VALE MÁS UN BUEN LIBRO, EL ADQUIRIR CULTURA, QUE SER UNOS SERES ANODINOS, DESCEREBRADOS, SIN NINGUNA CORTAPISA MORAL, CON EL ÚNICO OBJETIVO DE TENER UN CHALET, UN TODOTERRENO Y UNA PAVA COMO LA CARLA BRUNI.
Gracias a Dios las mujeres son más inteligentes, más humanas, aunque de todo hay en la viña del señor, por eso hubiera sido más justo y veraz haber puesto una foto de un señor, embutido en un traje de marca italiana, haciendo una felación a una PDA o al tubo de escape de un poderoso y ultramega potente 4x4.
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