Buenas noches mis amados seguidores, admiradores incondicionales, seres siempre sensibles, preocupados por la vida y sobre por quienes, animalitos o humanos, habitamos este maravilloso planeta.
Como una mamá, en potencia eso sí, no me cabe en mi bellísima cabecita que unos degenerados, unos verdaderos criminales de guerra, unos genocidas, empujen a los niños al crimen en los más abyectos campos de batalla.
Si los presidentes, los generales, los accionistas de las grandes multinacionales quieren acabar con sus competidores, que organicen un ring, que se sacudan hasta donde quieran y que nos dejen en paz, en especial a los cachorros, en este caso a los desgraciados niños. Chavales drogados, sin tener plena conciencia de lo que hacen, se convierten el gladiadores crueles, en guerras que ellos de antemano tienen perdidas.
Para las niñas un destino peor, soldados y esclavas sexuales, siempre las mujeres nos llevamos la peor parte.
Por ello las perritas de Casalarreina, ladramos al unísiono: Basta de mandar a los niños al frente, si quieren que se sacudan los generales. Los niños a la escuela, los militares a casa.
Pero no podemos ser cínicos, el fenómeno de los niños soldados está provocado por la codicia local, pero en gran manera alentada por las gentes del primer mundo, debemos ser combativos contra esta lacra, pero también ejercer una sana autocrítica. No es un trágico fenómeno sólo de sociedades desvertebradas del inframundo, también en occidente, con hipocresía y un falso acto de rasgarse las vestiduras, somos culpables de ello.
Perritos del mundo entero, os pido un ladrido firme y sentido, para ver si podemos conmover los corazones de piedra de algunos de los sapiens, sobre todo de los que gobiernan, o más bien esclavizan con el poder de las armas y con el del dinero, menos evidente, pero tanto o más criminal.
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