domingo, 13 de enero de 2008

LOS PODENCOS CON DARWIN Y CONTRA EL CREACIONISMO



Muy buenos y maravillosos para todos mis seguidores y lectores anónimos de este blog, en el que procuro que en la variedad esté el gusto y también, como no hacer un poco, dentro de mis perrunas limitaciones, de defensa de la inteligencia, del saber cultural y sobre todo de las verdades científicas más universales.
Hace ya varios siglos del bendito viaje del sabio Darwin por el continente americano a bordo del ya mítico barco de la armada británica, el Beagle. Fruto de aquella andanza científica, además de darnos a la ciencia universal grandes descubrimientos de especies y formas de vida hasta el momento desconocidas, fue el embrión sobre el que la mente genial del británico empezó a barruntar una teoría, que después y hasta hoy está siendo avalada constantemente por la serie de científicos e investigadores que hasta el día siguen trabajando en ellos: LA EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES.
En el momento de la publicación de tal elucubración teórica muchos fueron los que se opusieron a ella, gentes sobre todo del mundo académico todavía impregnadas por un creacionismo bíblico que las evidencias científicas no podían sostener. La Iglesia Católica se opuso a ella, pero los trabajos del jesuita francés CHARDIN, sobre la propia evolución del hombre hicieron que ya el Papa Pío XII tuviese que dar su placet a dicha teoría, que alcanzaba el rango de tesis. Posteriormente las investigaciones de la fecunda familia Leakey, entre otros muchos, haya en la garganta de Olduway en tierras africanas, dieron la demostración feaciente de que el hombre es una de las especies, que al igual que las demás, ha tenido una larga historia evolutiva emparentándose con una familia de simios antecesores. El actual Papa Benedicto XVI también ha tenido que reconocer el valor de la teoría de la evolución en el desarrollo de la especie humana, aunque matizando algunas cuestiones pero de mayor importancia.
En los años 20 del pasado siglo, en el ámbito protestante fundamentalista americano, surgió la teoría del creacionismo, pretendiendo, desde una óptica bíblica defender lo indemostrable, es decir que el hombre fue creado por Dios tal cual lo conocemos hoy.
Cierto es que Darwin no conoció el ADN, ni mucho menos descifrar su criptográfico lenguaje, esto ha sido obra de los científicos hace muy pocas fechas. La teoría de Darwin ha sido discutida, matizada, pero en esencia respetada por toda la comunidad científica. Pero ahora, desde ese maravilloso país que lo es, los EEUU, donde todo es posible, hasta las mayores absurdeces, vuelven con fuerza los creacionistas. Adoptan un supuesto lenguaje científico, dotados de ingentes cantidades de dólares milagrosos, están empeñados en una cruzada teocrática, que a base de talonario y de compras voluntades de hombres de ciencia, muy buenos comunicadores, den al traste con la realidad, vislumbrada como teoría por Darwin en el siglo XIX, de la EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES.
Estos falsos apóstoles de una doctrina, más fundamentalista que propiamente cristiana, empiezan a aterrizar en Europa. Ya los tenemos en España y espero que la comunidad académica universitaria, no permita que en nuestros paraninfos se explique tal barbaridad acientífica.
Yo soy una perrita podenca, a mis ancestros los podéis ver en pinturas rupestres, en representaciones escultóricas y pictóricas en el Antiguo Egipto, pero os puedo jurar que mi especie no nació por generación espontánea, somos quizás el perro más antiguo del mundo, pero nacimos gracias al milagro de la evolución.
Por cierto, una curiosidad, dicen que somos el único can doméstico que si somos liberados a la pura naturaleza seríamos capaces de sobrevivir por nuestros medios, ni siquiera esos caros perros de caza sobrevivirían fuera del amparo de los humanos. Dicen que es quizás debido a nuestra antigüedad, a ser probablemente los primeros perros domesticados, allá en el África prehistórica, también por esos tenemos bastante genio, pero a fieles, leales y adorados, no nos gana nadie.
En fin A LOS CREACIONISTAS NI PUTO CASO (perdón por la palabrota, pero como al genio de don Camilo José Cela, me sale del alma cuando algunos dicen chorradas, coño y van dos y ahora tres).

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