Buenos días para todos los seguidores de este nuestro espacio, donde unos días con mejor humor que otros, vamos desgranando temas de la más variopinta condición.
Ayer a la noche aproveché, mientras mis amos ya planchaban la oreja, para curiosear en el Pc de Andrés. La verdad es que todo era absolutamente aburrido, programas de producción, precios, productividades y miles de mails. Para mí que la peña se pasa todo el día leyendo el correo electrónico, todo el mundo pasa copia de todo a media humanidad, así que entre que leen y contestan, mientras se enfrascan en discusiones que superlativizan a los bizantinos, se les pasa el día, por ello los directivos de poco pelo, como Andrés, tienen que currar el fin de semana en casa para hacer todo lo que el mail no le ha dejado hacer durante las interminables jornadas laborales.
Más que aburrida, fui a husmear en los archivos de fotos, viendo la que os adjunto. Una auténtica maravilla, un robot que lo hace todo. Después de extasiarme ante tal despliegue tecnológico humano, me puse a meditar. La conclusión a la que llegó mi mente perruna es que los humanos están locos, pero de psiquiátrico de puertas cerradas y blindadas. Con la inteligencia que tienen, capaz de concebir estos artilugios, los gurus de las multis buscan lo que llaman "países de bajo coste", es decir zonas del mundo deprimidas donde la mano de obra está tirada, donde no existen ningún tipo de derechos ni de organizaciones que los protejan, y todo ello para que, como en la Edad Media fabriquen artículos, a precio tirado para que los consuman, a precio desorbitado en Occidente y algo más moderado en África, India, Sudeste Asiático, Latinoamérica.
Yo pienso que es mucho más inteligente exprimir a las máquinas que no a la gente, pero parece que los humanos lo ven al revés. Seguro que es más rentable buscar en cada persona el conocimiento que no tenerlos atados, con el cerebro desconectado, a una cadena de montaje primitiva.
Lo curioso es que los humanos son capaces de dominar la técnica, cada día con mayor precisión, pero por el contrario estas máquinas, que son capaces de liberar al hombre de la esclavitud del trabajo inhumano, no han servido para ello.
Me parece que la historia de Low Cost, además de una imbecilidad mayúscula, es una injusticia criminal. Sólo espero que alguno de estos gurús piense, por lo menos, con un poco de conciencia ética. Si este se le ocurre hasta a una pobre perrita, no veo como no ocurre lo mismo a los humanos. Aunque quizás ocurra que ciertos homínidos son lobos para su propia especie.
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