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Y como lo humanos son una caja de Pandora, o más bien de chumininadas, ahí tenemos a la nueva diosa del rock o mejor a la bazofia del estruendo musical, una pavita que tiene ya y sólo con 24 tacos los pulmones para Tafalla. Y es que la colegui se pone hasta el coño de fumar crack, todo un ejemplo para la jueventud. Si fuese por mí la tiraba a la hienas carroñeras.
En el otro extremo están otros lelos, que han montado una discotecas sin ruido, un engendro para autistas voluntarios.
Llegó el verano, la playa y sus vigilantes, que en España son las gruás de los poceros. Esta subespecie de colgados del cemento se han globalizado, ahora joden también a los asiáticos. ¡Qué pena!
Y para colmo los diseñadores, esos tipos y tipas que marcan tendencias, tan absurdas como esos relojes que hacen de todo menos dar la hora.
Pero siempre está el lado tierno en los humanos, me encanta Sarkozy tan enamorado de la bellísima cuarentona italiana. Me gustan esas demostraciones de amor tan sutiles.
Para finalizar un cuadro de los que le encantan a mi amo, una maravilla del pop art, está en el Museo Bodegas Bornepicha.
Un beso.
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