Buenos para todos mis rendidos admiradores, hoy vamos de reinas, concretamente de la bíblica y mítica Reina de Saba.
Unos arqueólogos han encontrado los restos de lo que se supone fue el fastuoso palacio-fortaleza de la reina bella por excelencia, aquella que cautivó al sabio Salomón.
Por otro lado en Europa se empieza a rescatar del olvido maldito a la absenta, la bebida por excelencia de la bohemia.
Así que con un poco de absenta y una gran dósis de imaginación, os propongo un ejercicio para despejar las meninges en este lunes. Os voy a dar un pequeño guión.
Hubo una vez una reina que no querría dejar su cetro en manos de su primogénito orejudo, pues este hombre era dado a la búsqueda sistemática de la fealdad, el aburrimiento y los paisajes nublados. Como bastante triste era ya su reino, como para dejarlo en manos de un gafe, decidió rescatar a un arqueólogo madurito y abandonado al vicio de la absenta, para que encontrara la fuente de la sabiduría y por ende del optimismo, que según decían las leyendas se encontraba en la profundidad de los sótanos del palacio de la reina de Saba. Dicho manantial no era más que una vasija inmensa, regalo del rey Salomón a la bella oriental, conteniendo el agua que hubo convertido al rey de los hebreos en sabio.
Partió el cincuentón aventurero en pos de la fuente de la sapiencia y tras múltiples peripecias encontró lo que buscaba, pero no contenido en una ánfora de cerámica, sino alojado en el cuerpo durmiente de una bellísima mujer. Encontró el conjuro para despertarla del milenario sueño y emprendió con el preciado tesoro de ébano el retorno al reino de los británicos. En el lento crucero comprendió que la ambrosía salomónica no era manjar para el orejudo, así que enamoró a la bella huyendo con ella a secreto y recondito lugar.
Fueron muy felices, pero el conjuro con el cual volvió a la vida a la bella, contenía un traidor efecto secundario. La muchacha desarrolló un mal genio brutal, siendo insportable siquiera su presencia a causa de los arrebatos de ira que padecía, por ello nuestro héroe, apesadumbrado, revirtió el conjuro. La Venus africana volvió al mundo de los sueños milenarios en espera de que un príncipe y no un aventurero la volviera a la realidad, pues sólo un personaje de nacimiento real podría evitar la maldición del mal genio
Así que os dejo, curraros la historia y veremos quien es capaz de despertar a la belleza, aunque os aseguro que está más cerca de vosotros de lo que pensaís.
Chicas, todas soís unas maravillosas princesas, que ningún aventurero os fastidie ni el día ni menos la vida.
Me voy a sobar
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