Buenas tardes amados, en primer disculpas por la tardanza en aparecer en escena, pero hoy el horno no estaba para bollos.
Todo el santo día jarreando, vaya manera de caer agua, fijaros si habrá caído del cielo que el jardín de los Agbertos osea el de los vecinos bilbaino-berreantes, se ha inundado. Claro que todo hay que decirlo como los camaradas son urbanitas de la urbe del botxo, pues obsesionados con la puta hierba, así que toda la semana el riego automático a tope (ecologistas con boina enrrosacada al cabezón), y cuando llueve de verdad la tierra hipersaturada de líquido elemento incoloro e inodoro no es capaz de absober ni gota. Luego viene el drama: "hay Agberto que disgusto tengo, haz algo, mira como está el jardín, ahora que parecía Versalles" dice la mamá apesadumbrada. Pero Agberto I, el papá odontomecánico, no puede por menos, que con gracia y buena educación manifestarse tal y como es: "Qué güevos quieres que haga si no para de llover, cojones que puta mierda, me cago en mi puta vida, estoy hasta la polla, cuida a los tri que se están bañando en la poza del jardín". A ella le pega un jamacuco, que tiene más cuento que calleja, y a otra cosa mariposa, mientras los niños pompiers como "cabezones" (renacuajos) en una charca.
Hoy he pasado mala noche, más por culpa de mi amo, no podía desconectar la conexión wifi con su bolo y me he tragado todas sus cuitas nocturnas. El hombre no podía dormir, ayer el Consejero Delegado del Consejo Supremo del Grupo agrupado internacional hiperglobalizado le pegó una bronca de pares de narices. Ahora parece que el sexagenario tipejo ha cogido la manía, pinta tiene de persecutoria, de emprenderla los viernes. Supongo que el viejo saldrá los jueves de marcha, y ya no está para ir de flor en flor, le sentará mal, se levantará con resaca y a liarla con la tropa de infantería. Después del dejarle el cuerpo a mi amo con un acojono de tres pares, estoy segura que el anciano estará tan feliz haciendo el gili en algún selecto club de Barcelona. Fijaros si es un pájaro importante que vive en la Bonanova, en un ático. Yo pensaba que en los áticos vivian los porteros, pero parece ser que eso era antaño, ahora moran en las alturas los vips (Vividores insaculados per sé).
Como el amo no dormía yo tampoco, además el bolo trabajaba a toda castaña, pero con ciclos curiosos: unas veces repasaba en la memoria buscando una salida a la bronca del camarada, otras hacía números y cuando entraba en duermevela aquello parecía el camarote de los hermanos Marx, pero lleno de tías buenas, en fin una odisea letárgica. Por fin llegó el eureka, había descubierto la piedra filosofal, la clave del enigma. Salta de la cama y al ordenador, revisión de los datos, números, fechas, más números, esquema y a redactar un mail al jezafo. Por fin el momento mágico de pinchar en la pestañita de enviar, pero asalta la duda, quizás el texto sea un poco agresivo y el pájaro (que es más chulo que punteras) se lo tome a mal, coño que me bota, por fin el ratón pica: enviado, ya no tiene remedio.
Yo desde mi bolo de perrita le animaba a disparar, ya vale de putear a la gente, de fiscalizar, de agobiar para luego ellos estar todo el día desconjándose en los despachos, contando su dinero, el que gana la empresa. No les importa un rábano a costa de qué, ellos son mercenarios de élite, o más mierda bien pagada.
Ya un poco más relajado nos ha sacado de paseo, dos vueltas y para casa como sopas. Aburrimiento total y absoluto. Dicen que hace falta agua, ¿no será para regar el jardín de los Agbertos?
Si reflexionamos llegamos a la triste conclusión de que los humanos son bastante memos. En primer lugar por perder el sueño a cuenta de hijo puta que no pega ni palo al agua y gana 100 veces más que ellos. Pero cuidado con estos cerdos encorbatados, que te la preparan y acabas durmiendo entre cartones, cruel destino de los que no son capaces de pasar por el aro. Por utilizar los recursos naturales al buen tutún, sin criterio.
En fin la vida es como la de los recortadores: evitar la cornada de estos cabrones, eludirlos cuando se pasean disfrazados del doctor muerte, sortear el hotel acartonado de la miseria callejera.
Por lo tanto salud, valor y al toro.
Un beso colegis, mañana más y mejor.
PD: para los chicos con las hormonas fuera de control: hoy no hay tías buenas, se han quejado las chicas, así que ajo y agua.
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