Buenos días para todos mis amados seguidores, vuestra perrita favorita ya está, un día más en plena y fecunda acción digital. Dentro de breves y después de pegarme una microsiesta después de desayunar estaré hiperactiva por esos campos de Dios en busca de la aventura cotidiana.
Para ser más exactos, más fieles a la realidad, la verdad es que de aventura lo que se dice aventura poco. Mi amo es hombre de costumbres y casi siempre nos lleva por los mismos sitios, pero si él es aburrido por naturaleza, nosotras, las perritas de la casa, somos mucho más creativas. Me explico, aunque nos nos saque a pasear por los mismos caminos, se pare en idénticos sitios, se encienda el cigarro bajo el mismo árbol, o se ponga a mear en el mismo regate (es un poco cochino y todos los días se pega un par de buenas meadas en la soledad del campo), nosotras somos capaces de buscar nuevos matices al mismo coñazo mañanero, por lo que convertimos la rutina en una verdadera aventura.
Primer consejo del día, a pesar de que en el curre, en la vida diaria todo parezca sucederse con la monotonía aburrida del día a día, ser capaces de encontrar matices diferentes, pero sobre todo que sean agradables y plenos de lo que se llama creatividad. Para ello utilizar la imaginación, el buen humor, el sentido común y el positivismo. Ya sé que puede ser una tarea más difícil que hacer la Declaración de la Renta, para mi amo es imposible siquiera entender el formulario, pero no hay que desmayar. Es muy difícil ver el lado positivo, el motivo de aventura cuando el baboso del jefe o el salido del compañero de al lado os mira las tetas (da igual si hay escote o jersey de cuello de cisne), el culo cuando ascendeís por una escalera, o las piernas siempre que os sentaís. También es tarea semi imposible ver el lado aventurero a contestar los cientos de mails con los que os bombardea la peña, escritos que en la mayoría de los casos no dicen nada y sólo nos ocupan tiempo y tiempo. A las amas de casa, a las cenicientas del siglo XXI les ocurre algo parecido, sólo que encima la peña las ningunea y las trata de marujas, título despectivo seguramente inventado por alguna tía hijaputa que tiene que aguantar la dictadura del trabajo fuera de casa. Yo soy una perrita y en cuestión de peleas entre grupos de feminas humanas no me quiero meter, pero si me atrevo a reseñar que como decía Chesterton hace más de 100 años, "hay mujeres que no soportan que les dicten y se hacen taquígrafas", una contradicción más de los sapiens sapiens.
En resumen chicas, vamos a intentar salir del tedio diario, si nos miran las tetas o el culo, mejor, que sufran por ver y no joder, que se maten a pajas. Que nos joden con los mails, pues contestar con la primera parida que se os ocurra, con copia a todo quisqui. Que en casa nadie valora vuestro trabajo doméstico, pintura de guerra y a tomar el cafelito o lo que se tercie, huelga general de trapo y mandil, rendidos quedaran tanto por hambre como por la mugre que se los comerá.
Hoy también os quería hablar, un poco, de la barbaridad de los humanos para consigo mismo, incluso para con sus mismo cachorros.
Dos apuntes. una carta de Ana Frank del año 1937 y el careto del diablo.
Ana Frank fue esa muchacha judía, esa maravilla de ser humano que recluído en un zulo hipersaturado intentaba sobrevivir de la caza criminal de los nazis. Su precioso diario es un canto a la vida, a la libertad, a la humanidad escrito desde el presidio de su escondite holandés.
El salvaje de la foto es el nazi contemporáneo, el monstruo que recluyó a su hija y a los frutos de su incesto en otro zulo.
En ambos casos dos mujeres, dos casi niñas, recluídas por la fuerza de la animalidad, Ana fue asesinada por los nazis, que por fin la cazaron. La chica austriaca también fue cazada, pero no por las bestias negras de las SS, lo fue por su propio padre, su destino el infierno en vida, el asesinato en su propio hogar, pero viendo la vida desde la oscuridad del encierro criminal.
Para las dos el mismo destino provocado por la crueldad demoniaca de sus mismos congéneres, unos les llaman nazis, otros salvajes, para mí bestias inmundas y abyectas.
Un beso colegis, os quiero a todos, menos a las bestias diabólicas.
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