Hoy me veo en la obligación de tratar un tema que puede ser un poco hiriente, el de las feas y guarras.
Y esto viene a colación de ciertos comentarios que hacen los humanos machos con respecto a cierto tipo de feminas de su mismo género, fenómeno que ocurre también en el mundo de los cánidos. Aseveraciones que pueden llegar a ser francamente brutales por su contenido irónico que en muchos casos supera los límites de la más mínima educación, pero también es cierto que existe cierta peña femenina que supera el umbral del esperpento.
Una puede ser poco agraciada, o desgraciada del todo, más fea que picio, pero lo que no se puede consentir es perder la compostura, la elegancia y olvidarse de la limpieza corporal.
Estas últimas, las horteras o las guarras son en verdad feas de cojones, pues no hay desgracia mayor para una mujer que tomar los hábitos asquerosos propios de los hombres. Hay algunas de provocan hasta el vómito con su hedor corporal nausebundo y si alguién duda de ellos preguntar a mi amo, que por las gafas vació el estómago ante un ataque químico de vertedero.
En fin las fotos son aleccionadoras, se puede ser más o menos afortunada por la naturaleza, pero provocar el infierno es una temeridad de mal gusto y fomentar el exceso de olor corporal algo atentatorio contra la Salud Pública.
Os ruego chicas feas, no seguir el ejemplo de los machitos guarros y a las guapas no joder el don de la naturaleza con la dejadez y el horterismo compulsivo.
Pero bueno, como de todo tiene que existir en la viña del Señor, paciencia y cuando se descojonen los tíos: ajo y agua.
Un beso queridos, de feos ya hablamos un día, pues hoy de feas.
PD: Y eso de que la suerte de la fea la guapa la desea, ni que coña. La belleza es una estado de equilibrio entre la elegancia, el buen gusto y la armonía corporal, aderezado todo ello con el olor natural de la esencia femenina.
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