Buenos días para todos mis amados seguidores y una colleja, dolor de cabeza, gastritis y pota compulsiva para el tipo trajeado que se pone de priva hasta las cartolas delante de nuestra juventud.
Para una perrita, tan inteligente, tan sensible y sobre todo tan preocupada por los cachorritos, sean caninos o humanos, me dan asco ciertos comportamientos de esas gentes que llaman políticos, que se supone deben ser los gestores de la tela que joden a los que currelan.
El Sr. del traje debe ser el jefe de esto que los sapines del lugar llaman gobierno de La Rioja, aunque en propiedad creo que es más acertado denominar tasca de La Rioja.
El lugar donde se celebra la bacanal guarra alcohólica, según dice mi amo, es ni más ni menos el campus de la Universidad de La Rioja. Yo pensaba que en las Universidades se formaba a lo más granado de la juventud, a esos muchachos destinados a ser buenos y especializados profesionales, pero parece que los políticos han pensado otra cosa, en adiestrarlos para la práctica callejera del botellón y también para llenar de mierda los espacios públicos.
Una Universidad debe ser un universal pozo de sabiduría, donde los estudiantes beben de las fuentes del saber, no donde privan rioja-libre. Un político debe ser un gestor, un líder de una sociedad que quiere hacer de la juventud una bandera de progreso, una inversión para el futuro social de toda la comunidad, no para hacer el bobo, públicamente soplando como un gamberro en los aledaños de un campo de fútbol.
Seguro que este señor tiene muchas virtudes como la del trabajo, la responsabilidad y además será buen padre de familia y amante esposo, pero en esta actuación pública huele a pies soplando como un indigente en un parque neoyorkino.
La juventud y el alcholismo son dos temas muy importantes y este tipo de manifestaciones son una vergüenza, ya vale de tanto hablar del vino, como si fuese más milagroso que la penicilina. El vino es una bebida alcohólica, eso sí que da mucho dinero, pero también es una droga legal de gran potencia destructiva, que destroza personal, familias y que por ello tiene un coste social seguramente más elevado que lo deja vía impuestos en las arcas públicas.. Y no es esta una afirmación gratuita de una pobre perrita, es un drama social y que un político confraternice con los prácticantes de un botellón me parece una aberración.
Lo que más gracia me hace, aunque más bien produce lástima y sonrojo, son los pelotas trajeados que acompañan al jefe, que le rien las gracias, que jalean cada trago. Es una pena tener que ser tan servil para cobrar del erario público.
Al jefe de los trajeados le diría que para confraternizar, realmente, con la juventud no hace falta hacer el imbécil, ir de colegita pegando morreos a una botella de plástico, pero votos mandan. Aunque si analiza el tema, creo que los jóvenes pasan cantidubi de los políticos, de esos tipos que les han condenado al mileurismo, que les piden el voto para ellos ser seismileuristas. ¡Qué vergüenza!.
Señor jefe del trajeados, el futuro está en los libros, no en las borracheras callejera, pero como usted es de cortas miras, no un estratega, prefiere promocionar el vino, aunque sea mezclado con cola. Y es que una bodega da más dinero que una editorial, sobre todo para el bodegero, que deben ser los jefes del trajeado.
En fin colegis, creo que los perritos ya lo tenemos claro, a este señor agua y del grifo, ya vale de tanto priva de los cojones.
Para los jóvenes humanos, os ruego no hacer caso a ese siervo de las bodegas, la priva para nada, que cuando alguién se convierte en alcohólico, los trajeados no le hacen ni puto caso, la indigencia y el cristo familiar y social es el resultado de tanta irresponsabilidad. Por cierto el próximo botellón debajo de su casa, ya vereís como llegan los tíos de la porra y os cosen a palos.
¡Más libros y menos botellón!
Un beso para todos y a éste trajeado y a sus pelotas que les den por el culo, con la botella de rioja libre.
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