miércoles, 12 de marzo de 2008

NO ME GUSTAN LAS CABALLERÍAS RANCIAS


Buenos días adorados, por fin puedo otra vez conectar con todos mis maravillosos admiradores. No ES que haya tenido problemas técnicos, el handicap (cojones que británico me ha quedado) es que el cafre de mi amo se ha pillado un zamarra (gripe vulgaris) de las que hace órdago y como tenía el portátil en el coche, no he podido conectarme. Por si acaso ya tengo una copia de la llave del carro, así que si otra vez pasa algo similar, lo cojo y a correr. No puedo dejar a toda mi feligrisía sin mis semones caninos.
Mi amo era también un tío de esos que dicen que las revistas del corazón son para mujeres, más bien lo que hacía era poner a la prensa del corazón a parir, que si no era más que amarillismo puro y duro, en fin que parecía que el "Hola" era el nuevo opio del pueblo. Lo que nunca dice, ni menos reconoce, es que era un consumidor compulsivo y semanal del "Hola". Utilizo el tiempo pasado ya que desde la muerte de Lady Di no ha vuelto a ojear una revista del corazón, es su forma de guardar luto al gran amor de su vida, en papel me refiero, que no era otro que la Princesa de Gales. Cuentan que se tragó el funeral entero, como si de un miembro de la Guardia Real se tratase, no como un amante, pues su amor era tan platónico como imposible.
El otro sábado, cuando ya la gripe era más que manifiesta, se puso a enredar por la red y vió la foto de los adúlteros, ahora ya casados y no sé si por efecto de la fiebre, el dolor de cabeza o la astenia general griposa, se puso a jurar como un energúmeno contra los dos, osea contra el "orejas" y la "potranca". No es quiera ser irrespetuosa, es simplemente plasmar las barbaridades de mi amo (yo no quiero que me cojan los servicios secretos y me den matarile, que de eso son expertos).
La verdad es que parecen dos abuelos, feos de cojones, del siglo XIX, o también unos de esos personajes de Dickens que dan dentera sólo con verlos. En el fondo unos ricos desgraciados y sobre todo bastante soeces, recordar aquello del tampón. Tener que estar toda la vida poniéndo los cuernos a sus respectivos, en el caso de ella un consentido, por mor de que a la vieja no se le ponía dejarles follar de forma legal. Para ello jodieron, nunca mejor dicho, a una muchacha de la cual pensaban que era gili, pero que resultó ser la Princesa del Pueblo, como acertadamente la definió Tony Blair.
La hundieron de tal manera que casi en Mesalina la transforman, pero el pueblo británico supo reconocer más sus aciertos y cercanía que los avatares de alcoba.
A estos dos no les espera la Corona, quizás la de espinas, tal vez la República y ojalá el tener que trabajar para ganarse el sustento. ¡ya vale de vivir del cuento! Quizás salven a la institución monárquica los genes de Diana y sus hijos aporten un poco más de dignidad a la Corona. El pequeño tiene cojones, no como su padre y se ha batido con sus soldados en Afganistán, quizás en el Ejército haya aprendido que no todo es de color de rosa, ni que a las novias se les llama tampones.
Mi amo dice que mi ama es igual de guapa que Lady y que tiene más corazón que la Princesa del Pueblo, en eso estoy de acuerdo, vaya castaña si me llega a tocar en suerte un ama como la "potranca" o un imbécil como el "orejas".
¡Soy muy afortunada!
Un beso, ¡os quiero!

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