Buenas tardes amados admiradores, vuelvo otra vez a la carga digital y en esta ocasión nos vamos al Oriente, a las tierras de la mil y una maravillas y también de las miriadas de contradicciones.
Oriente es un espacio geográfico, cultural y artistico maravilloso, no es que yo haya estado, pero mi amo en alguna ocasión sí. Además queridos, os tengo que recordar que para conocer una civilización no hace falta hacer turismo, pero si es imprescindible viajar. Viajar se pueda hacer a través de los libros, o ahora por la autopista ecológica de la red, también yendo a las zonas en cuestión, mezclándose con la realidad cotidiana de sus gentes, realizando en definitiva labores de profunda inmersión cultural. Hacer turismo nada tiene que ver con viajar, consiste básicamente en dar organizadas vueltas por el tipismo y los tópicos locales y casi nunca aporta nada al acerbo cultural ni del turista ni del sufrido visitante.
Con Oriente, en propiedad con el Medio Oriente, nos unen muchos lazos que en estos tiempos que corren y sobre todo desde el 11S se han convertido en presuntos muros insalvables, todo por mor del fanatismo, oriental y también occidental, que han convertido las relaciones entre los hombres en combates entre dioses supuestamente irreconciliables.
En el Medio Oriente, al igual que en Occidente, mucho camino nos queda a las hembras por recorrer, pero una cosa os quiero subrayar, el Islám no es un pensamiento religioso que aboque a la mujer a ser un ser inferior, todo lo contrario, lo que ocurre es que como en todas partes, las palabras, los libros, sean santos o no, se manipulan en favor siempre de los más fuertes, que no de los más inteligentes y sensibles. Los brutos, los hombres, han convertido a la mujer en algo que no fue ni para el cristianismo ni para el islám un ser inferior, menor de edad y por tanto sujete permanente a tutela de su hermano mayor, el hombre.
A los occidentales nos escandaliza que la chica tan mona que sale en la foto en primer plano, que debe ser una maravillosa piloto de coches, tengan problemas en su Irán natal para competir o que la caballista preciosa parezca más un anuncio que una jinete profesional. Cierto es que son realidades que atentan contra la verdara igualdad y las debemos combatir, pero no olvidemos las occidentales con el cuadro diario en que los vemos retratadas.
No obstante adoro la magia de Oriente.
Un beso de esta perrita que os quiere.
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