sábado, 12 de abril de 2008

LA MARAVILLA DE LA INOCENCIA












Buenos días amados, ya está aquí vuestra perrita lista para ilustraros con mis sabios pensamientos y ocurrencias caninas.
Pero antes de entrar en materia, contaros un poco mi terrible experiencia de ayer. Como todos los días me encontraba sumida en el más placentero de los sueños vespertinos, con las meninges en estanbay y las conexiones neuronales bajo mínimos. Unos pasos me despertaron, era mi amo, me puse en alerta pues supuse era la hora del paseo, pero tras consultar mi reloj biológico me dí cuenta de que no era así. Alerta por tanto, prevención, algo alteraba la feliz rutina. Primer detalle, mi amo no se puso las botas, algo andaba mascullando. Pero aparte del detalle de la hora y del calzado toda parecía seguir el rito preestablecido, collares, pero no para todas, sólo para Hera y para mí. A continuación se abre la puerta de casa, todas corriendo al jardín, pero a Frida le cortan la ilusión, a casa con ella, nosotras al coche. ¡Coño que nos la lían, seguro que nos mandan al veterinario! Pero aquello tampoco tenía ninguna lógica, ni Hera ni yo estabamos malitas, más mosqueo al cuerpo.
Por fin el coche se detiene, nos abren el pórtón trasero y a la calle como los toritos. Hera se detiene, la memoría le ha indicado que nos dirigen a un sitio desagradable, a recibir una de las peores torturas para los perritos domésticos: el baño en una tienda de animales. El resto mejor ni evocar, un puto desastre, nos dejan solas, el colega nos lanza a la bañera sin contemplaciones, yo la primera, luego Hera. El secador, los lloros, la meadilla en la bañera y sin saber si volverían los amos a por nosotras. Lo peor de todo el secador y el olor del champú, a puto chicle de fresa. Menos mal que nos sacaron de la celda de castigo, otra vez al coche y vuelta a casa. Recibimiento de Frida de tal magnitud que pensamos que volvíamos al hogar después de un lustro de ausencia. La pobre se mosqueó, nuestro olor identificativo corporal había sido sustituido por la fragancia, vomitiva, del stronberri, ose la puta esencia a fresa yanky de bote.
En resumen, vaya tarde de los güevos.
Hoy el tema que quiero tocar, más bien sólo dar unas pinceladas para que todos ustedes reflexionen, es el de la Inocencia, ese valor que parece ser patrimonio sólo de los niños sapiens sapiens, de los más pequeños, no de todos, tenemos unos vecinos, trillizos + cabrón, osea cuatro monstruos. Estas fieras, de no más de tres años, son los reyes del alarido, del griterío, y su hermano el mayor, un cabrón de seis años. La culpa no la tienen ellos, desgraciados infantes en permanente lágrima, es de sus padres, dos tipos aristocráticos del gran Bilbao, osea unos pijos incapacitados para la educación y desconocedores de lo que significan los vocablos: autoridad, urbanidad, respeto hacia los demás y sobre todo educación para la vida. Menos mal que sólo vienen los fines de semana, de lo contrario tendríamos que pensarnos en desplazarnos a una clínica de salud metal. A ellos se ve que los gritos, los lloros, la bronca permanente les supone una especie de terapia de grupo alocada, a los demás nos jode el sistema nervioso.
Pero bueno hay que seguir adelante, aprovechar los momentos en que se largan, como éste preciso, por lo visto se han pirado a dar la murga a otro lugar, supongo que al campo de golf, y es que son así de pijos, con contaros que llevan los niños a un colegio francés, donde sólo aprenden palabrotas de arriero en castellano queda todo dicho.
La Inocencia es maravillosa, no implica bobaliconería, todo lo contrario. A me mi jode toda esa peña que está todo el puto día maquinando dobles sentidos a las cosas. En el otro extremo están los campeones del eufemismo, algo todavía más antinatural.
Así que mis queridos amados ser un poco más naturales, como los niños, un chiste o un doble sentido están bien, pero todo el santo día con lo mismo aburre. Para los amantes de la ocultación, de no llamar a las cosas por su nombre, de inventar palabras incomprensible para lo evidente, os pido lo mismo: naturalidad.
Un beso y a disfrutar de la naturalidad del descanso semanal.
PD: Ya me gustaría saber cuantos dobles sentidos y eufemismos sois capaces de sacar a estas fotitos.



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