Buenos días amados, hoy por fín he descubierto que el tan traído e invocado ángel de la guarda existe.
Son esos entes maravillosos que siempre están, muchas veces en retaguardia, otras de forma tan evidente que somos incapaces de darnos cuenta de su existencia. Tan etéreos, pero a la vez tan reales, tan subliminales como de carne y hueso. Pero siempre dando aliento, la mayor parte de las veces reconduciendo nuestros comportamientos hacia las playas del sentido común y la humanidad. Faros hacia donde enfilar la proa en el vértigo del día a día, en la crueldad del mar embravecido de los infortunios, de las desventuras, de las enfermedades y de las recaídas tan comunes en la estupidez.
Yo también tengo mi ángel de la guarda, lo comparto con Hera, Duquesa, Frida, Geiby, Joseba y mi amo. ¿Sabeís quien es? Pues mi hada madrina, que me cuida todos los días, que me pone ese bozal que tanto me jode, pero que también me sirve para frenar las chaladuras que me dan sin ton ni son, quien me cepilla, quien me saca de paseo, quien me pone la manta para me pueda tumbar en el sofá, quien me lleva al veterinario cuando me pongo malita. ¿Y cómo se llama este ángel de la guarda, esta hada madrina? Elena mi ama.
Mi amo dice que es mucho más guapa que la chica de la foto, tiene razón.
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