domingo, 4 de mayo de 2008

HORTERODIOLDIOCO


Buenos días amados seguidores de este maravilloso espacio propiedad intelectual compartida y socializada de la perrita podenco más adorable del mundo mundial, osea yo y nadie más que yo.
Cada día me parezco más a los humanos, lo cual empieza a preocuparme, sobre todo en lo que a caraja se refiere. Ya no sé ni en qué día vivo y como muestra feaciente la cantada de ayer: felicitar el Día de la Madre la víspera. Pero supongo que estaré perdonada, un lagsus lo tiene cualquiera, aunque en una perrita hiperinteligente es un pecado gordo. Voy a confesarme con mi colchoneta.
Ayer mi amo, por la tarde y después de hacer todos los deberes que tenía pendientes (los de su hija), decidió salir de su reclusión libremente elegida. Primera consecuencia: las perritas cerradas en casa desde las 19,30 a las 21,30. Hacía una tarde de puta madre y tuvimos que disfrutarla desde el embaldosado del Txoko en lugar de estar semidormidas sobre la mullida hierba del jardín y de vez en cuando pues una meadita en el olivo, montar la bulla cuando pasa un mareante o ladrar al hiperactivo vecino.
Este buen hombre, jubilado pero más en forma que Tarzán, no para de hacer múltiples y agotadoras actividades doméstico-jardineras. Lo mismo corta la hierba de noche que se pone a cavar la huerta al amanecer, y así todo el santo día. A mí me parece una aberración que a tíos tan potentes los jubilen, deberían estar picando negro carbón en cualquier mina y de paso dar relevo a los mineros que estén jodidos, pero que todavía no hayan llegado a la edad del descanso subvencionado. Seguro que su buena mujer lo agradecería, ella no lo lleva tan bien, se nota que está mucho más trabajada y sigue la estela del hiperactivo como puede, osea con la lengua fuera. Como este hombre tenga el mismo vigor sexual que el que denota en la huerta y jardín, me compadezco de la pobre señora. Para esto hay dos soluciones, la mejor para mí es la administración, en buenas dósis, de bromuro rico rico. La otra medida es largarlo al puticlub, pero es una cabronada trasladar el problema que tiene una a otras hembras, aunque sea pagando.
Ya me largado por los Cerros de Úbeda, el asunto era que mi amo, junto con su chica y la nena, se fueron de fiesta vespertina por los bares del pueblo, nos dejaron en casa encerradas durante dos horas y el colega vino como una cuba. Demasiados días sin probar el zumo de cebada y luego pasa lo que pasa, media docena de cervezas y al saco. Como muestra un botón: nos sacó al water público (el jardín comunal) para que pudiésemos hacer nuestras físicas necesidades (cagar y mear básicamente) y no se enteró si Frida ya había satisfacido a sus esfínteres, así que nos trajo a Hera y a mí a casa, volviendo con Frida a deambular para ver si meaba. Vergonzoso, la pobre Frida, que tiene a la oscuridad más miedo que a un nublado, vino acojonada.
Como el hombre vino trompetudo ni leer ni castañas, así que me quedé sin poder seguir con último libro que está leyendo mi amo: La vuelta al mundo en 80 polvos. Por favor no ser malpensados, es un libro serio, de un antropólogo, aunque la verdad es que no cuenta más que guarradas humano sexuales en todo el planeta.
Cuando mi amo se pone un poco para Tafalla se pone pesadito, ayer le dió por decir la palabra Agbergto unas 20.000 veces. El chiste, bueno más bien el coñazo reiterativo, viene a cuento de los trillizos horteras, que son los cuatro niños de los vecinos silenciosos (meten más ruído que un moto de 49cc a escape libre). Los infantes y infantas no tienen la culpa de ser como son, llorones y gritones compulsivos. Sus progenitores, que se ve no hicieron el cursillo de padres, los tratan a batacazos verbales, todo el puto día a grito limpio. Pero también hemos de disculpar al pobre padre, trabajador infatigable que tiene que cargar con todo: niños, casa y mujer. La doña es un mundo aparte, nacida para ser servida, hortera aristócrata de la burguesía de medio pelo del gran Bilbao (osea del bocho hiperhorrendo). Esta buena dama, de mal ver, lleva a los tiernos infantes (monstruos aulladores) a un colegio francés sito en la villa (que no ciudad) vizcaína de Bilbao. Los chavales educados en la férrea moral ciudadana francesa (cuyo arquetipo es el empalmado perenne de Charcoysí), berrean como posesos, pero ahora en una lengua inniteliglible, que debe ser algo así como una mezcla vomitiva de: francés+bocholari+tacosvariados+pijoclubdegolf+horterodioldioico+bantú+atleticchusquero. En fin una pena de educación y para eso el pobre padre se pasa todo el santo día haciendo dientes (que en bilbaino se dice: cirujano plástico ondontobucal, y en castellano: mecánico de piñadas). Así que los niños en lugar de decir Alberto dicen Agbergto, y mi amo como le saca punta a todo, pues a darnos el coñazo con el neologismo.
A mí me parece que los humanos hacen cada chuminada de tres pares, ejemplos:
-Tirarse 14 horas en el coche, en un atasco cobrado (las autopistas no perdonan), para ir 3 días a la playa, pegarse un quemazo de puta madre en toda la piel y volver al curro más cabreado que una mona.
-Salir de fiesta y venir como la compota. De paso hacer subir las acciones de Bayer.
-Matarse a trabajar para llevar a los niños a un colegio francés (donde como en los puticlubs las pupilas son de Guadalajara), donde te cobran hasta por respirar el aire contaminado embotellado de París, para que los angelitos juren en el idoma adoptivo de la Bruni.
-Jubilarse para trabajar lo que no se ha trabajado en la vida laboral. Esto debiera ser penado con galeras.
En fin colegis os dejo, microsiesta mañanera y al paseo con mi amo. Espero que se le haya pasado la curda, ya que de las mismas nos deja en la inclusa canina.
Un besito y felicidades sinceras a las mamás.
PD: la foto que he puesto no viene a cuento de nada, pero me gusta.

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