sábado, 24 de mayo de 2008

DECONSTRUIR





























Buenos días queridos e incondicionales admiradores, ya estoy otra vez amarrada al duro banco donde reposa el ordenador portátil, o computadora como dicen nuestros amigos americanos.
Otra noche de esas que es mejor olvidar o quizás sea más inteligente reflexionar sobre lo acontecido. Mi amo tiene la bola para Tafalla, osea que yo creo que le patina en exceso, el disco duro de su consciente y subconsciente (ahora me he vuelto freudiana) no para girar en un baile circular que cualquier día me provoca tal mareo que gomito (ya veréis que gracia les hará cuando les pele el puto pienso en la cama). Como ya os he referido en varias entradas de este blog, mi amo y yo tenemos una especial empatía que el no acaba de asimilar, soy capaz de concectarme a su cerebro a través de las redes wifi neuronales. Es un tipo de comunicación unidireccional, yo accedo a sus meninges pero el no puede hacerlo con las mías (que son más e infinitamente más evolucionadas). Os puede parecer una situación de ciencia ficción, un despropósito de tal calibre que si siquiera hubiese sido posible ser concebido en las mentas hiperfecundas de Julio Verne o de Asimov. La verdad es que es una auténtica gozada poder penetrar en las cavernas cerebrales, aparentemente insondables de los humanos, es el privilegio del que gozamos las perritas podencas de mi estirpe. Como todos debieráis saber mi familia desciende nada menos que de aquellos maravillosos y divinos perritos que ya en el Egipto faraónico era adorados como divinos. Soy descendiente directa del ascendiente Anubis.
El problema que tengo es que de una temporada a esta parte de la película vital no puedo desconectar a mi gusto del bolo de mi amo. Quizás sea producto de que hemos llegado ambos a tal comunión que somos una especie de homínidos caninos. En fin tendré que revisar mis conexiones, así que de esta noche no pasa, haré el conjuro pertinente y veré el rostro de Anubis (que miedo colegis).
La noche ha sido larga en despropósitos cerebrales, intentaré desgranaros el meollo de esos aconteceres. Si lógica no le encontraís, no preocuparos, y menos darle vueltas, ya que donde no hay mata menos patata.
El tema sobre el que ha girado todo ha sido el de la deconstrucción. Yo pensaba que los sapiens construían y sobre todo destruían, pero eso de deconstruir pues como que ni puta idea. Parece ser qu se trata de una crítica a todos los valores de la sociedad que surgieron de la Ilustración y que tuvieron como realidades fecundas la Revolución Francesa y la Revolución científico técnica. Así que si el pensamiento se liberaba de todos los mitos, de todas las creencias absurdas de tiempos inmemoriales, sería capaz de avanzar rápidamente por la senda del impulso tecnológico, dominar la naturaleza y de esta manera lograr la felicidad universal para todos los humanos. Así que mientras unos iban por este camino, que ha servido para alcanzar niveles de progreso inimaginables otros se han dedicado a criticarlo todo. Estos últimos han tenido tanto éxito y tanta fortuna que han sido capaces de vaciar de contenido todo el pensamiento ilustrado, así que la humanidad se ha quedado vácua. La concepción de la Nación, de las fronteras, del gobierno, de los parlamentos, de los valores democráticos perviven, pero no como realidad tangible, sólo lo hacen en el imaginario de los políticos (que como ha ocurrido a lo largo de todo el siglo XX no se enteran de la misa a la media). El fenómeno que se ha impuesto por contra es el de la globalización, tan imparable como fenecido está el del Estado-Nación.
Así que los Clinton, los Obama o el tipejo de Mac Cain (que mala soy) resulta que aunque sean presidentes de los USA poco o nada puede hacer frente a ese fenómeno histórico irreversible de la globalización. Las políticas nacionales son ya algo del pasado, quizás uno de los pocos espacios donde el Estado-Nación pueda hacer algo sea en la educación, pero de eso ya se encarga la TV.
La TV no exige nada, simplemente estar sedente ante la pantalla. La TV llega a todo el mundo, incluso antes que la Coca-Cola o las aspirinas. La TV nos dice como tenemos que comportanos y ante ese Gran Hermano orwelliano (y también al del folleteo del programa de la casa) nos rendimos incondicionalmente.
Así que el pensamiento que es lo propiamente humano está más sólo y aborregado que esa pobre oveja que deambula perdida por el bosque arrasado. Sin espíritu crítico los humanos se adocenan y como gregarios esclavos se concentran en los lugares de supuesto ocio en las fechas que les indica la TV. Un inciso, os habeís fijado que en las vísperas del puente x la TV nos bombardea con imágenes de playa a la vez que garantiza un tiempo atmosférico maravilloso, luego en cuanto nos montamos en el coche hacia el calvario de la prisión de asfalto, empieza a llover, a nevar o a caer chuzos de punta.
Los niños son aeducados de esa manera, es decir de ninguna, nadie les dice a nada que no y en monitos aulladores se convierten. Algunos de los mayores se aferran a una religiosidad un tanto extraña. Los más se conforman con hiperconsumir, aunque sea en motos mata adolescentes.
Los libros son el refugio de los últimos autoexiliados de este mundo sin ideas.
A los indios amazónicos los sacan en bus para protestar contra los petroleros de Bush. ¡Qué absurdo!
Así que ante este panorama vuestra sabia perrita os recomienda buscar en la familia el espacio social y político, ahí está la solución.
Me voy a sobar.
Besos







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