Buenos días amados, hoy tengo la tripita fastiada, no sé que me pasa y la verdad es que motivo no veo para tamaños ardores y retorcijones. Pero bueno no queda más remedio que aguantar y si la cosa no mejora al veterinario, a esos tipos que lo primero que hacen es meterte el termómetro por el ojetillo. Vaya manía persecutoria que tienen los pájaros.
Hoy en primer lugar felicitar al bueno de Contador por ganar el Giro de Italia, recordar que este chaval ya ganó el Tour de Francia el pasado año. En los telediarios le dedicaron el tiempo justo, no es un futbolista metrosexual, es un esforzado de la ruta, osea un tío que se lo curra, que sufre, lo mismo que hacen los colegas del balompié.
El amigo Rosi es un genio, en la moto y en la vida, la idea de poner su careto en el casco el flipante y el efecto que hace en carrera demasiado. Hay que tener humor, siempre, incluso aunque seas el top de los top. Abajo las malas caras.
Ayer desfilaron los legionarios en Zaragoza, pero quien de verdad dió la talla, como siempre, fue la cabra, ejemplo de marcialidad que dejó atónitos a los animalitos de la tribuna. Para el próximo año un pecarí de mascota, como el bebecito de la foto.
El desmelenado de mi pueblo, que tiene una novia de las Arenas, ha encargado un monumento a su virilidad. La talla en madera es genial, pero no hace justicia a la realidad del sujeto, que el viernes dejó a la novia compuesta, y todo por un cubata con la cuadrilla tropotequil.
Para finalizar el teatrero del gerente de mi amo. Hoy les contará al staff directivo, es decir a los pringados que se baten el cobre para que cobre un sueldo mensual de 6 cifras, lo jodida que está la vida, la dureza de la crisis macromundial y sus efectos en la bolsa nepalí. Resultado: congelación del sueldo y contentos, que está la cosa jodida. Por eso mi amo se tiene que buscar las castañas con el pluriempleo, ahora da charlas de organización industrial mientras en la fábrica tiene que hacer todo lo contrario a lo que explica a sus pobres alumnos. En fin que volvemos a los años de la posguerra, a los del segundo trabajo para equilibrar la economía doméstica. Pero hoy como hace 50 años los cabrones de los jefes a cobrar de puta madre. A los demás cuando las cosas van bien nada, ya que hay que inventir, cuando mal nada, si todo está mal pues a apretarse el cinturón.
En fin la misma historias desde que el mundo es mundo.
Vaya aburrimiento.
Mo voy a sobar, las tripas parecen que dan un momento de tregua.
Un beso colegis.
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