Los humanos, como siempre, no dejan de sorprenderme, pero sobre todo lo más chocante son sus paradójicas actitudes.
En estos días se celebra el 60 aniversario del bloqueo de Berlín por parte de los rusos. Stalin sitió a 2 millones de alemanes, su objetivo no era otro que rendirlos, como si de una fortaleza hitita se tratase por hambre. La reacción de los aliados, capitaneados por el presidente de los EEUU Kennedy, fue ejemplar. Montaron un puente aéreo de 900 aviones diarios y durante 1 año abastecieron a los forzados numantinos germanos.
Hace unos días, la monja alférez que se acuesta con Bush, visitó a los marines en Irak. ¡Qué diferencia entre el héroe de guerra Kennedy y el desertor Bush! El primero utilizó al ejército para aliviar el sufrimiento de la población civil alemana, el segundo para llenar los bolsillos de los petroleros tejanos.
Y esto queridos es lo que hay, Gus y Gerlusconi, Epi y Blas de la política internacional.
Menos mal que nos quedan los santones, esos milenarios personajes, esos Diógenes intemporales y sabios.
Por otro lado tenemos la globalización, que llega sobre todo a Oriente, pero una forma un tanto curiosa, me explico. Las chicas orientales son monísimas y que mejor ocurrencia que subirlas a la barra de los puti-clubs ¡Viva la libertad y la Igualdad!
La foto inteligente del día: una playa en las Galápagos, los turistas: ordenadas foquitas. ¿Quienes faltan? Los poceros.
Para finalizar uno de los cuadros preferidos de mi amo. Una Carla Brunni decimonónica dirige al pueblo de París en las barricadas, pero la Brunni del XXI se cagó por las patas abajo cuando en Israel sonó un disparo. Un militar de élite israelí se suicidó en la parada que despedía al Presidente de la República. La Brunni ni miró para atrás, ni se preocupó de su amado Charcosi, sólo pensaba en librar su cuerpo marmóreo. ¡Otra valiente!
Un beso coleguis.
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