jueves, 10 de enero de 2008

LAS ESTUPIDECES DE LOS HUMANOS



Buenas tardes mis adorados admiradores, hoy quiero tocar el tema de la estupidez de los humanos, asunto este que pueda dar origen a una segunda tesis doctoral de más de 1 millón de páginas, sólo para el primer capítulo.
Hoy mi amo a venido a comer a casa, cosa que agradecemos la población perruna, ya que siempre algo de yantar se desliza desde la mesa hasta nuestras, siempre ávidas, boquitas dentellantes. Pero esto suele ser circunstancia extraña, el pobre siempre anda tan liado que como en menú del día en cualquier buena tasca de aceites refritados. Así que cuando viene, suele ser por que alguna situación, normalmente laboral, ha sobrepasado, con creces sus altísimos niveles de aguante. En el día de hoy han sido los exigentes logísticos de la industria del auto, no vamos a decir de que multi se trata, pues para hacer propaganda de coches está la tele, los que han desquiciado a mi amigo.
Unas piezas son tan urgentes que requieren una operación logística especial, como si comandos se tratase, para ello se pone en marcha la máquina precisa de la multi. Ellos mandan dos bobinas de acero, por transporte superurgente desde las lejanas tierras de las Alemanias. En cuanto lleguen deben ser procesadas, convertidas en capots y enviadas, por otra operación de superhombres a la fábrica germana donde se monta el controvertido vehículo. 8000 personas de la operativa, Alemania nos contempla.
El camión llega con 3 días de retraso, pero el plazo es el mismo, 8000 familias siguen dependiendo de los capots. Y vean como viene, con un coche en su interior, será como recordatorio, digo yo. El asunto es que las bobinas no se pueden descargar, hay que llamar a una grúa especial, pero el tiempo corre, el nerviosismo se adueña de todo el mundo. Dan las 5 de la tarde y todo el mundo a casa, los 8000 a tomar cervezas, mañana será otro día, si los capots no llegan, con culpar al proveedor todo resuelto, se le cobran tropecientos mil euros y en paz. Negocio redondo, fiesta y pagada por el pagano del último de la fila.
Yo que sólo soy una pequeña perrita podenca, me pregunto: ¿no es más sencillo hacer las cosas mediamente bien que provocar un infarto en el proveedor, arruinarla, aunque no sea culpa suya.
En fin la estupidez humana.
!Pobre especie la del homo sapiens!
!Menos mal que mi amo tiene madera de filósofo estoico, de lo contrario ya seríamos perritas viudas!

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