miércoles, 16 de enero de 2008

EL AMOR SIEMPRE CIMENTADO EN LA FIDELIDAD



Buenos días a todos mis lectores, que además tengo la certeza de que son rendidos admiradores de estas perruna elucubraciones.
Este comentario lo escrito a petición de mi amiga Frida, la galga aristocrática, que tiene más morro que el que Dios le dio, pero que de desamores entiende un poco, por desgracia.
Dicen que los perros somos unos animales, es decir que cuando la naturaleza nos empuja nos apareamos, sin pudor, en público, con el primer congénere salido que nos encontramos. Os puedo garantizar que no es cierto, bueno el que lo hacemos en público sí, como todos los mamiferos, excepto la especie humana, pero también tenemos sentimientos. Yo cuando estoy receptiva, es decir cuando la biología me dicta que debo ayuntarme, no busco a cualquiera como una perra, eso dicen los humanos, me gusta elegir, y de lo que conozco sólo me gusta Chuspi. Algún día os hablaré de él. A Hera, mi compañera golden, no le gusta ninguno de los nativos, la verdad es que son bastante feos y muchos bastante sucios. Frida tampoco encuentra su media naranja, es muy aristocrática, ya os mostraré un cuadro que en su día encargó, vestida como una reina de las mil y una noches, también está harta, de que su anterior dueño la usara como criadero animal de estirpe de galgos cazadores.
Pero el comentario no va de sexo, os he confundido, va de amor y fidelidad, dos ingrediente necesarios para que la vida sea plena. En esos los perros sabemos un rato, jamás dejaremos a un buen dueño, pero si nos maltratan, en la huida buscaremos la salvación. En cambio los humanos son diferentes, además de practicar el sexo en la intimidad, la inmensa mayoría, tienen una serie de disfunciones, que a mi, a Frida, nos parecen de locos.
Son capaces de aparearse con personas a las que no quieren, por fuerza, por placer, por miedo, por dinero. También, la mayoría mujeres, no se atreven a denunciar, a huir de quien las maltrata, de palabra y de obra. Tienen la capacidad de fingir, de engañar, algo que jamás haría un perrito, nosotros somos fieles por naturaleza, no por interés sólo por amor. Que desgraciados tienen que ser los humanos que engañan a sus parejas, que soportan el sexo sin amor, que permanecen encadenados a un maltratador, que fingen un orgasmo o que sólo ven en el follar (perdón) placer y dominación. Debería aprender de los perritos, a querer con fidelidad y sobre todo con sinceridad y transparencia.
Menos mal que mi amo adora a su mujer, por eso Frida le admira, es un rasgo de verdadera distinción y aristocracia ética.
Un beso, ser buenos, honestos y siempre amorosos, mis queridos admiradores.
Frida también os quiere, Hera está dormida, le aburre que sea tan pedante, es una pija, pero la quiero con locura.

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