domingo, 7 de diciembre de 2008

EL PUENTE SOBRE EL RÍO VINO





Buenos días amados, hoy estamos de puente, bueno los humanos, para mí todos los días son iguales, fiesta y más fiesta. Aunque no es exactamente así. Yo vivo de puturrú cuando los sapiens currelan. Voy con mi ama de paseo, de forma y manera tranquilita. Después de me pego cada siesta de órdago. En definitiva, vivo tranquilita, como una verdadera millonaria sin cuenta corriente, osea como una rica de verdad, sin un euro en una cartera que ni siquiera tengo.
Cuando los homínidos están de fiesta, se jodió la paz y sobre todo cuando hay eso que se denomina puente, aunque yo no le veo el sentido. Aquí en la Rioja el único puente que cruzan es el que discurre sobre el río, que nunca lleva agua, sólo vino.
En estos tres días ha llegado la marabunda, es decir la horda de urbanitas pululantes y molestos, los paseantes que no hacen más que meter ruído, dar el coñazo y contaminar acústicamente. Pobre río Oja, en estos días en lugar de recibir las aguas cristalinas provenientes de las nieves de la Sierra de la Demanda, lo único que acumula su cauce es mierda de los veraneantes invernales.
Mis amos me han cambiado de pienso, ahora me ponen unas bolas gordas, dicen que es mejor para mi piñada, para que arrastren el sarro de mis colmillos. Podrán hacer ellos lo mismo, comer piedras y así no tendrían que ir al dentista. Por cierto han venido los trillizos, los francófonos, los de la mamá histérica y el papá dientes. Digo dientes ya que parece que el histérico se dedica a fabricar dentaduras postizas y alambres para los adolescentes. Vaya negocio ese de vender cuatro hierros y forrarse a cuenta de los bilis de los humanos.
El mundo por lo demás a su bola. Feria erótica en China de muñecas hinchables y pajeros mirones. Las pobres tailandesas haciendo la pelota a los cabrestos de los turistas y un camarada, americano como no, jugando al bar coyote.
Buenos coleguitas, niebla y más niebla, una metereológica la otra de tasca de vino peleón.
Ser buenas y que vuestros novios, maridos, amantes o polveros de una noche no se entrompen demasiado, que luego picha flácida y mala hostia.
Un beso.

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